Frieren y la lluvia
Resulta que hace poco me terminé de ver Sousou no Frieren, y honestamente extrañaba ya esta sensación de haber presenciado una obra maestra. Con un apartado visual impecable, banda sonora que se cuenta dentro de mis favoritas junto con titanes como Kevin Penkin y Yuki Kajiura, y un ritmo narrativo magníficamente ejecutado, Sousou no Frieren tiene todas las herramientas para contar su crónica. Extrañaba ya el sentir que lo que estoy viendo es un mundo real con sus propias reglas, cultura, historia e idiosincrasias. Tengo la impresión de haber conocido algo de ese vasto continente con elfos, enanos, monstruos y demonios; un mundo donde la raza humana no es la única criatura inteligente y la magia hace parte del devenir cotidiano.
Pero dar a conocer un mundo no es lo único que puede crear una gran historia: poder conectar tan con la narrativa y sus personajes es lo que realmente crea el vínculo emocional entre el espectador y la animación. No simpatizamos con un mundo, simpatizamos con sus habitantes. Sousou no Frieren brilla particularmente en este aspecto, explorando lo que significa cada momento que compartimos con los demás, cómo cambiamos a través de nuestras experiencias y lo que realmente implica y significa el dejar una marca sobre el mundo.
Detalle: A continuación viene la opinión de alguien que no sabe muy bien de lo que habla, pero amó una historia lo suficiente para escribir algo sobre ella.
Apenas un par de siglos
La genialidad de Sousou no Frieren viene, en parte, de la longevidad de su protagonista y la aparente constancia de su carácter. En el capítulo 25, Serie le menciona a Frieren que la larga vida de los elfos les permiten aplazar la toma de decisiones años, décadas o algunos siglos. Son personas casi invariables por naturaleza. En términos narrativos, esto significa que tenemos alguien que nos tome de la mano mientras nos guía por el nacimiento, el conflicto y la paz de una civilización entera. Naciones enteras nacen y mueren mientras ella busca una flor, y en todo este tiempo ella no habrá cambiado nada.
El inicio del primer capítulo, de hecho, tiene un montaje fenomenal que ilustra por primera vez este hecho: luego de la derrota del rey demonio, Frieren pasa algunos años explorando la región. En lo que son para nosotros, a través sus ojos, apenas unos cuantos segundos, para el tendero de una tienda de magia ha pasado más o menos la mitad de su vida, aunque nunca se menciona. Es apenas un montaje más.


Encuentro esto algo similar a la adaptación de Fundación de Isaac Asimov. Para darle algo de continuidad a las historias disconexas del libro, el emperador es un clon (casi) perfecto de sí mismo. El tiempo sigue su rumbo, pero él sigue allí, constante, como una roca. Frieren toma esta figura, y con ella nos permite conocer siglos de historia humana en apenas unos cuantos capítulos.
Ahora: en mi opinión, si lo que queremos es simplemente conocer este mundo lo más eficiente es leer un libro de historia y ya. No creo que sea necesario saber que Frieren colecciona grimorios y le cuesta despertar antes del mediodía para narrar el noble relato del desarrollo humano. Sin embargo, regresamos a lo que mencioné al inicio: las personas no empatizamos con naciones, sino con otras personas (o seres conscientes en general; no sé, alguien debe haber escrito ya sobre eso). Y, pues, resulta que el objetivo de Sousou no Frieren no es el de ser un libro de historia ficticio.
Un huracán silencioso
Cuando pregunté a Google cuánto tiempo tardaba una roca en erosionarse bajo la lluvia (quería hacer una analogía simple), me informó que puede cambiar radicalmente dependiendo de otros factores: el tipo de roca, la intensidad y frecuencia de la lluvia, la acidez del agua, fluctuaciones de temperatura, la presencia de viento… Algunas rocas pueden presentar signos de erosión en unas cuantas décadas, mientras otras permanecerán imperturbadas por millones de años. Por un momento pensé que debía cambiar de analogía pero, luego de pensarlo 5 segundos más, me di cuenta de que ahora es incluso mejor.
Como se podría esperar de alguien que no es precisamente talentosa escribiendo figuras literarias, los elfos corresponden a las rocas. Serie, recluida en su vasta biblioteca de grimorios, ha estado completamente protegida de la belleza y las desgracias del mundo exterior; tanto así que Frieren la describe aún como una niña con sus caprichos e inmadurez, añorando la acción de la guerra contra el rey demonio. En general estos dos personajes son directamente comparables. Frieren representa lo opuesto a todo lo que es Serie: Flamme, su maestra, la describió como una hechicera para la paz que ella misma traería. Su vida desde la muerte de Flamme hasta que conoce a Himmel fue poco memorable; similar a Serie. No obstante, esos 10 años con el grupo del héroe fueron algo así como un huracán que pasó sobre ella sin darse cuenta. No fue hasta el quinto capítulo, más de 80 años tras la muerte de Himmel el Héroe, que Eisen le hace dar cuenta de que ese pequeño céntimo de su vida realmente la cambió, aunque fuera un poco. Una roca sigue siendo una roca, después de todo. Pero es más fácil evidenciar los cambios cuando contrastas imágenes lejanas. Y aquí estamos viendo siglos pasar.
Flamme tenía una habilidad increíble para conocer a las personas y predecir sus acciones. Supo exactamente la reacción que tendría su maestra, Serie, al leer su testamento. Y, en mi opinión muy personal porque no he leído el manga, creo que sabía que eventualmente Frieren comenzaría a apreciar las experiencias desde un punto de vista más humano, y se arrepentiría de no haberlo hecho antes. Que cambiaría profundamente de la mano de una efímera persona. Me da la impresión de que todo el viaje hacia Aureole para volver a hablar con Himmel es una gran mentira para hacerle vivir otra aventura con propósito y ponerla del otro lado: ahora es ella quien guía a sus compañeros con todo lo que aprendió años atrás. Una aventura para ayudarla a apreciar las cosas efímeras y que las atesore en su memoria.
El espejo del tiempo


Una de las cosas más bellas que tiene Sousou no Frieren es la constante reminiscencia de Frieren de su aventura con el grupo del héroe. Pequeños detalles como las despedidas, las comidas, los regalos y los juegos que regresan como parte de su vida diaria con Fern y Stark. Ella hereda la figura de Himmel y sus compañeros, encontrándose con situaciones que ha visto antes pero desde otro punto de vista: ella convence a Sein de unirse al grupo así como Himmel la convenció a ella; aprende el postre favorito de Fern así como Himmel aprendió el de sus compañeros; conforta a los demás del mismo modo en el que Heiter la confortaba a ella (headpats); celebra el cumpleaños de Stark del mismo modo en el que Eisen celebraba el de los demás (con una torta de carne cómicamente grande).
Sin darse cuenta, Frieren ha cambiado. Para poder notarlo, sin embargo, es necesario contrastar las imágenes de ella desde su tiempo con Flamme, su tiempo con Himmel, y el presente. Pasamos de una elfa que no comprendía por qué su maestra humana parecía moverse tan rápido por la vida a una que toma el rol de maestra sobre humanos, no sólo en el plano mágico (como Serie), sino también en un plano mucho más emocional. Y el camino ha sido bello.
La memoria, entonces, juega un papel fundamental. Así como Serie es descrita como un grimorio viviente, Frieren lleva consigo memorias muy preciadas que son las que le motivan a seguir adelante. En la serie existe una gran religión monoteísta donde la figura principal es la Diosa. Nunca se discute su existencia absoluta o no, pero incluso el sacerdote Heiter (o triste excusa de sacerdote, según nuestra elfa querida) describe su existencia como una conveniencia. La esperanza de pensar que, algún día, nos podremos reunir con las personas queridas que ya no están. Pero más fundamentalmente, la Diosa se ha convertido en una figura que promete satisfacer ese profundo e inevitable deseo de reconocimiento: el elfo Kraft cree en ella porque no ya nadie que lo recuerde y lo reconozca; Heiter reconoce que también añora que su vida sea reconocida, y cree que su figura eterna lo hará. Quieren que su existencia vaya más allá de su vida: eso es lo que implica dejar su marca sobre el mundo.
Esta necesidad es la que crea una de las dinámicas más hermosas de toda la serie. Frieren, con su vida que es casi infinita, también toma ese rol de reconocer y atesorar las historias de vida de sus compañeros, dándoles la certeza de que no caerán en el abismo del olvido tan fácilmente. No es necesario derrotar al rey demonio para cambiar el mundo, es suficiente con apenas dejar una pequeña marca sobre las demás personas. Las cosas cotidianas son las más preciosas y memorables. El paso de nuestra vida al futuro también ocurre a través de la memoria de los demás.
Conclusión
Pues no sé. Este texto salió porque Sousou no Frieren me conmovió profundamente. La única conclusión que se me ocurre es: recomendado 👍🏼 si quieres una historia de fantasía magistralmente ejecutada sobre lo cotidiano y la trascendencia.
Un aspecto que encuentro fascinante es cómo el sistema de magia, siendo aparentemente tan simple y heredando elementos de los RPG ya conocidos, logra justificar cada parte de su existencia, expresa muy bien el carácter de cada personaje y es un gran indicador de la evolución de la raza humana a través del tiempo. Tal vez escriba sobre eso. Quién sabe.